" Acerco su cara a la mía con las palmas de mis manos y, de puntillas, lo beso en los labios instintivamente. No como hubiera querido, pero había besado esos sugerentes labios. Algo ruborizada, lo miro a los ojos intentando describir su reacción. Él también me mira a los ojos. Tres segundos, tres cortos segundos fueron suficientes para convertir aquel momento de silencio en algo mágico y maravilloso..."
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